La acción del Gobierno y el diálogo social debe avanzar de manera decidida en la implantación de medidas que impulsen una mejora real de la calidad de vida de las personas trabajadoras
Pese a que la inflación en nuestro país es moderada, la percepción de gran parte de la población es que los precios son elevados, siguen subiendo mucho y están dañando su poder de compra
Fecha: 30 May 2025

La acción del Gobierno y el diálogo social debe avanzar de manera decidida en la implantación de medidas que impulsen una mejora real de la calidad de vida de las personas trabajadoras
El IPC adelantado del mes de mayo, publicado hoy por el INE, se sitúa en el 1,9%, tres décimas menos que en el mes anterior y el dato más bajo desde octubre del año pasado. Esto se debe, esencialmente, al abaratamiento del ocio, la cultura y el transporte. Por su parte, la tasa subyacente, que elimina los alimentos frescos y los productos energéticos, disminuye también tres décimas respecto al mes anterior, situándose en el 2,1%.
Este comportamiento puede considerarse normal en un mes de mayo, y parece que no se ha visto afectado de manera visible por la situación de incertidumbre comercial internacional que ha desencadenado las medidas arancelarias planteadas por EEUU. El dato adelantado de inflación se inscribe, por tanto, en un escenario de bonanza económica de nuestro país, que conjuga un notable crecimiento económico y del empleo con una inflación controlada y déficit y deuda decreciendo lenta pero constantemente.
Pero, pese a que la inflación en nuestro país es moderada (cercana al 2%, en línea con los objetivos macroeconómicos del Banco Central Europeo), la percepción de gran parte de la población es que los precios son elevados, siguen subiendo mucho y están dañando su poder de compra. Y en gran medida tiene razón, por varias razones:
̶ Primero, porque es cierto que los precios de muchos bienes y servicios básicos han subido mucho en los últimos cuatro años y se encuentran en niveles muy elevados, castigando las compras cotidianas de los hogares. Así sucede, por ejemplo, con muchos alimentos como el aceite de oliva (69,4%), la leche (51,5%), las patatas (45,1%) o las frutas frescas (42,8%). (Datos de abril de 2021 a abril de 2024)
̶ Segundo, porque, aunque la tasa de inflación sea moderada (lo que es positivo), eso no significa que los precios bajen, sino que crecen poco, o menos que antes; pero siguen aumentando y erosionando la capacidad adquisitiva de las personas trabajadoras.
̶ Tercero, porque los salarios de convenio no crecen lo suficiente y, aunque en la actualidad la dinámica es positiva y el incremento medio registrado hasta el mes de abril sea del 3,35%, superior a la inflación (aumento medio hasta mayo del 2,5%), lo cierto es que desde 2007 (antes del inicio de la gran crisis en 2008) los salarios han permanecido congelados en términos reales, una situación insostenible para una economía que, en el mismo período ha crecido un 15,2%, a pesar de haber atravesado dos graves recesiones (2008-2012 y 2020).
̶ Y cuarto, porque el desmesurado aumento de los precios de la vivienda, un bien básico que se come gran parte del presupuesto mensual de los hogares, lastra la calidad de vida de las personas, especialmente de las más jóvenes, y determina (con razón) una percepción negativa de la realidad económica del país, que difiere de la que componen la evolución de los indicadores macroeconómicos, indudablemente positiva y, en todo caso, mucho mejor que la de nuestros socios europeos.
Por ello, la acción del gobierno y el diálogo social, en todo sus niveles, debe avanzar de manera decidida en la implantación de medidas que impulsen una mejora real de la calidad de vida de las personas trabajadoras, favoreciendo el aumento de los salarios (tanto el salario mínimo como los salarios de convenio) y moderando los beneficios extraordinarios de las empresas de muchos sectores, implantando definitivamente la reducción legal de la jornada a las 37,5 horas semanales comprometidas, reforzando las ayudas y prestaciones sociales dirigidas a quienes se encuentran en peor situación económica (ayudas contra la pobreza infantil, bonos social eléctrico y térmico, atención a la dependencia) y adoptando medidas de distinto orden, articuladas en un Pacto de Estado, capaces de reducir los desorbitados precios de la vivienda en las numerosas zonas tensionadas de nuestro país.