Hemos retrocedido a los niveles de paro de hace cuatro años, con un incremento anual doble al que ha tenido la media de España.
Los datos reflejan que el desempleo se ceba en las personas más vulnerables, lo que hace que aumente el número de personas que quieren trabajar y no pueden, aumentando más el paro de jóvenes y parados de larga duración, que son ya el 42% de todo el paro.
En este año de pandemia, se han destruido 107.000 empleos y la tasa de temporalidad sigue siendo del 20% (19,79%).